por Héctor Cartier

Docente y crítico de arte. Septiembre 1981.

Sabe Alberto Delmonte que cada obra, cada expresión plástica, reclama la “razón” intrínseca de su necesidad vital en tanto cuerpo estructurado.

Por lo mismo su orquestación formativa tiene tal fuerza expresiva en sí que excede y revela, a su vez, toda alusión temática. Su valor, por ser Arte, no está en ninguna “crónica” testimonial, sino, en la creación sensible de esta exterioridad transpuesta con creativa plasticidad, plasticidad testigo de una interioridad rica en resonancias hondamente sentidas para nacerlas al mundo de la “luz” como inéditas apariciones.

Así lo es y lo será siempre que se trate del mundo plástico creador con “eso más” que se denomina cualidad artística. Es lo que con tanta agudeza y compromiso, sin alardes retóricos, nos entrega la penetrante y visible visión estética de Delmonte.

La pintura pasando por Cèzanne y el cubismo rescata una singular autonomía. Esta autonomía aclara para cualquier concepción estética la enorme importancia que adquiere la articulación de los medios necesariamente estructurados a los fines expresivos en cuanto configuran una totalidad o forma.

Y esta totalidad es la que puede y debe dar sentido aun a lo más reconocible representado como, asimismo, a lo puramente abstracto. Por otra parte toda obra -con alto nivel creador y gestada desde y por lo sensible-mental; agudizada, conjuntamente con los aportes del mundo imaginante- supone siempre un ponderable grado de abstracción. Esta cualitativa condición es, precisamente, la que resplandece y dimensiona las creaciones de Delmonte.

Además, este creador, debido a su solvencia y disponibilidad comunicante, disponibilidad de lo auténticamente gestado por meditación junto a lo sentido, consigue convocarnos por medio de imágenes prototípicas cuya vigencia operante atrae, conmueve y atrapa. Y lo hace en posesión y manejo de singulares dimensiones del espacio pictórico, donde los elementos objetivos referenciales se abren, seccionan, distienden y sobreponen creando una muy personal concepción del espacio plástico (donde la lógica interna del plano-encuadre es factor formal) sentidamente dinámico y evocativo. Así nos conduce y nos mueve, también hacia el encuentro de ese “todo” contemplativo donde anida lo poético, en lo alto y en lo hondo del ser y sin recursos ajenos al hecho plástico.

Otras

Críticas

por Guillermo Whitelow

De la Asociación Argentina e internacional de Críticos de Arte. Octubre 1994.

por J. M. Irigoyen

Académico de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes.

por Fermín Fevre

Escritor y crítico de arte. Junio 1994.

por Héctor Cartier

Docente y crítico de arte. Septiembre 1981.

por Rosa Faccaro

Crítica de Arte. Secretaria de la Asociación Argentina y miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte. Noviembre 1991.

por J.M. Taverna Irigoyen

Alberto Delmonte, 20 años de pictografias y de fervor constructivista.

La palabra

Textos

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Bibliografía

La obra de Alberto Delmonte ha sido distinguida en numerosas publicaciones, tanto nacionales como internacionales. Se destacan entre ellas tres libros editados sobre su obra y extensa trayectoria.

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Críticas

Los más importantes críticos de arte han valorado su trabajo, poniendo en palabras la riqueza de su legado. Los textos que aquí se presentan confirman a Alberto Delmonte como uno de los principales exponentes del arte argentino.

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Escritos

Alberto Delmonte redactó de manera clara y contundente sus convicciones éticas y estéticas. Estos textos son un verdadero manifiesto del arte que se sustenta en el conocimiento del lenguaje visual, anclado a las raíces de la América profunda.